Por: Antonio Moreno Ruíz
Cuando hablamos de hispanidad, solemos apuntar a una sola una dirección, esto es, desde España hacia América. Sin embargo, ¿qué hay de la influencia del Nuevo Mundo en la Península Ibérica e islas adyacentes? ¿Serían posibles la tortilla, el gazpacho, el flamenco y muchos otros arquetipos culturales sin ese influjo americano?
No estamos hablando de excepciones eruditas, sino de aspectos que marcan nuestra vida cotidiana.
Y es que uno de los problemas del hispanismo es la pedagogía. Hay quien se dice “hispanista” pero lo que defiende es una suerte de “nacionalismo español colonialista” con una línea única difusionista. Yo siempre he sido más partidario del modo de interacción compleja como interpretación historiográfica y, de hecho, es lo que más y mejor nos puede ayudar a comprender y desarrollar nuestro mundo a partir de una correcta compresión de nuestra historia e idiosincrasia.
Y es que hay quien contrapone lo “indígena” a la hispanidad. En Perú se suelen hacer análisis “hegelianos”, esto es, tesis/antítesis/síntesis; por lo tanto, el Ande sería la contraposición a lo hispano que radicaría más en la costa. ¿Pero se corresponde eso con la realidad?¿Acaso muchos pueblos andinos no parecen más típicos de Extremadura, Andalucía o La Mancha que los barrios modernos de las ciudades costeras peruanas? ¿Son de origen extrahispano las fiestas patronales y taurinas que vemos en esas zonas? ¿Y muchos atuendos que reputamos como tradicionales de los Andes, de verdad son prehispánicos?
Pues estas preguntas nos las tenemos que hacer también al contrario. ¿Son “ibéricas” muchas tradiciones musicales y gastronómicas que tenemos en España?
Con el Capitán Perú como invitado de lujo desgranamos cómo la historia y la identidad de España no se explica sin América.
¿Será que esta potente interacción puede conectarnos mediante la fuerza de nuestro rico pasado para construir un futuro mejor?
¡Pasen y vean!
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