Javier Milei habla con sus seguidores sobre la crisis económica: 'No tenemos alternativas y no tenemos tiempo'

El recién elegido presidente de Argentina, Javier Milei, un autodenominado libertario cuya retórica nacionalista generó comparaciones con el expresidente estadounidense Donald Trump, tomó posesión de su cargo el domingo.

Durante su discurso inaugural, Milei habló sobre la emergencia económica del país y buscó preparar al público para un ajuste importante a los recortes del gasto público necesarios para palear la inflación.

"No tenemos alternativas y no tenemos tiempo. No tenemos margen para discusiones estériles. Nuestro país exige acción, y acción inmediata. La clase política dejó al país al borde de la mayor crisis de su historia,", dijo ante miles de seguidores en la capital, Buenos Aires, según Associated Press. "No deseamos las decisiones difíciles que habrá que tomar en las próximas semanas, pero lamentablemente no nos dejaron ninguna opción".

Argentina tiene la segunda economía más grande de América del Sur, pero sufre una inflación anual del 143%, lo que hace que la moneda del país se desplome.

El país también tiene un déficit comercial de 43.000 millones de dólares, así como 45.000 millones de dólares en deuda con el Fondo Monetario Internacional, y 10.600 millones de dólares adeudados a acreedores privados y multilaterales en abril.

Milei ha dicho: "No hay dinero", y el domingo repitió la idea y explicó por qué un enfoque gradualista que requiera financiamiento no es una opción.

Aún así, prometió a sus seguidores que el cambio propuesto afectaría principalmente al Estado en lugar del sector privado y representa el primer paso para recuperar la prosperidad.

"Sabemos que en el corto plazo la situación empeorará, pero pronto veremos los frutos de nuestro esfuerzo, habiendo creado la base para un crecimiento sólido y sostenible", afirmó Milei.

El domingo, Milei tomó posesión de su cargo dentro del edificio del Congreso Nacional y la ceremonia incluyó la colocación de la banda presidencial por parte del presidente saliente, Alberto Fernández. Algunos de los legisladores reunidos corearon "¡Libertad!"

Rompiendo con la tradición, Milei pronunció su discurso inaugural ante sus partidarios afuera, en lugar de ante los legisladores reunidos, de espaldas a la legislatura.

Durante su discurso, culpó a los legisladores salientes de poner a Argentina en el camino hacia la hiperinflación, diciendo que la clase política "nos ha arruinado la vida".

"En los últimos 12 años, el PBI per cápita cayó un 15% en un contexto en el que acumulamos una inflación del 5.000%. Así, desde hace más de una década vivimos en estanflación. Este es el último bache antes de iniciar la reconstrucción de la Argentina. ", dijo Milei. "No será fácil; 100 años de fracaso no se deshacen en un día. Pero todo comienza en un día, y hoy es ese día".

Aunque no recibió vítores durante todo el discurso, la multitud supuestamente escuchó activamente y muchos ondearon banderas argentinas, mientras que una pequeña porción de la multitud ondeó la bandera amarilla de Gadsden a menudo asociada con la derecha libertaria estadounidense.

El 19 de noviembre, Milei ganó la presidencia en medio de una ola nacional de profundo descontento y pobreza creciente.

Durante la campaña electoral, Milei, con su cabello alborotado y su retórica incendiaria, prometió una terapia de shock económico y una reducción del tamaño del Estado. También indicó que trasladaría la embajada argentina de Tel Aviv a Jerusalén, en paralelo con otra medida de la administración Trump.

Milei acusó a su oponente, el ministro de Economía Sergio Massa del partido peronista y a sus aliados de llevar a cabo una "campaña de miedo" y dio marcha atrás en algunas de sus propuestas más controvertidas, como flexibilizar el control de armas. En su último anuncio de campaña, Milei mira a la cámara y asegura a los votantes que no tiene planes de privatizar la educación o la atención médica.

La retórica de Milei resonó ampliamente entre los argentinos enojados por su lucha para llegar a fin de mes. La elección obligó a muchos a decidir cuál de las dos consideraban la opción menos mala.