La contienda del domingo fue declarada limpia por observadores internacionales, y el presidente saliente de Guatemala, Alejandro Giammattei, un aliado de Torres se comprometió a apoyar una transición ordenada el domingo por la noche.
Bernardo Arévalo, el candidato socialista del partido Movimiento Semilla de Guatemala, ganó la segunda vuelta presidencial del domingo pasado de manera aplastante. Arévalo, sociólogo y activista contra la corrupción, recibió el 58 por ciento de los votos, superando con creces el 37 por ciento de la ex primera dama Sandra Torres.
Aunque Arévalo era el favorito para ganar la segunda vuelta, lo sorprendente de esta elección es que pudo presentarse. Desde mediados de la década de 2010, una red de jueces, fiscales y políticos vinculados a la élite económica y política de Guatemala han trabajado para cerrar un organismo anticorrupción CICIG respaldado por la ONU y sus derivados. En 2019, el entonces presidente Jimmy Morales permitió que expirara el mandato de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala y, en los años transcurridos desde entonces, fiscales y jueces anticorrupción se han visto obligados a abandonar el país por ser acusados de corrupción por las autoridades actuales. En la campaña presidencial de este año, los tribunales guatemaltecos descalificaron a una serie de candidatos anticorrupción por cargos que la oposición denuncia como motivados políticamente pero que la fiscalía asegura tener toda la evidencia para procesarlos.
Arévalo, sin embargo, pasó desapercibido en las encuestas y se le permitió competir en la primera ronda de votación el 25 de junio. Cuando avanzó a la segunda vuelta junto a Torres, una veterana política dentro de su tercera candidatura presidencial, un fiscal intentó suspender la votación. Movimiento Semilla, acusando al partido de falsificar firmas ciudadanas. Sin embargo, la moción fue finalmente bloqueada por un tribunal superior en medio de protestas internas y presión internacional.
La contienda del domingo fue declarada limpia por observadores internacionales, y el presidente saliente de Guatemala, Alejandro Giammattei, un aliado de Torres se comprometió a apoyar una transición ordenada el domingo por la noche. Torres no había cedido oficialmente hasta el jueves por la tarde, y muchos funcionarios hostiles a Arévalo siguen en posiciones de poder en el sistema de justicia de Guatemala.
El triunfo de Arévalo mostró el descontento no solo con los candidatos sino con el sistema político. La abstención fue la mas alta en la historia del país, mas del 50% de los votantes registrados no ejercieron el voto en las elecciones. De los 9 millones de votantes registrados, solo 2 millones votaron por Arévalo.
Por eso, queda por ver con qué facilidad Arévalo podrá asumir el cargo en enero. Incluso si toma juramento con éxito, no está claro cómo podrá implementar sus políticas en materia de empleo, educación y restauración de la estabilidad institucional, dado que se espera que su partido sólo controle aproximadamente el 15 por ciento del Congreso.
El partido, fundado en 2017, nunca ha tenido un desempeño particularmente bueno en las elecciones nacionales. Aún así, continuó con sus esfuerzos de organización de base y logró aumentar el apoyo con el tiempo.
Si bien la magnitud de la victoria de Arévalo en la segunda vuelta puede aumentar su capital político, la fragmentación puede obstaculizar su agenda. Las elecciones legislativas del 25 de junio arrojaron otro Congreso fragmentado en el que están representados 17 partidos. Vamos, liderado por el presidente saliente Alejandro Giammattei, es el partido más grande con 38 de 160 escaños, seguido por la UNE (28 escaños) y Semilla (23 escaños).
Las configuraciones de políticas existentes han permitido una fuerte recuperación fiscal y económica pospandemia, y mayores mejoras en las métricas externas, que impulsaron nuestra decisión de actualizar Guatemala a 'BB'/Estable en febrero de 2023. Deuda soberana/PIB en 26,9% (finales de 2022). ) es el más bajo de América Latina y uno de los más bajos en la categoría 'BB', y se prevé que se mantenga estable dados los bajos déficits fiscales. La administración Giammattei pudo aprobar algunas reformas económicas para mejorar el clima de negocios e impulsar la inversión, pero las perspectivas de Arévalo para lograrlo son menos claras.