Después de una reunión del Consejo Supremo de Defensa el jueves pasado, Rumanía acordó albergar un centro regional de la OTAN para el entrenamiento de pilotos de aviones de combate F-16, que entrenará a pilotos de F-16 ucranianos antes de la entrega de los aviones más adelante en el año. La decisión profundiza la participación de Rumanía en el conflicto de un país vecino que todavía ocupa grandes porciones del territorio rumano ocupado al final de la Segunda Guerra Mundial, incluida la Isla de las Serpientes en el Mar Negro.
“Este centro regional cubrirá las necesidades de capacitación de los aliados y socios regionales, contribuyendo así a una mayor cohesión, unidad y fortalecimiento de la posición de defensa y disuasión euroatlántica”, se lee en un comunicado emitido por la oficina del presidente rumano Klaus Iohannis. “Los pilotos rumanos que vuelan aviones F-16 serán entrenados aquí, y luego la estructura estará abierta para que participen pilotos de estados aliados y socios de la OTAN, incluida Ucrania”.
Entre las razones por las que la OTAN eligió Rumanía como base para el centro de entrenamiento está su proximidad a Ucrania y sus instructores con experiencia reciente en la conversión de pilotos MIG al F-16. También se cree que las instalaciones de radar rusas no podrán monitorear la entrada y salida de Rumanía a Ucrania si los aviones vuelan a altitudes más bajas.
La decisión no es sorprendente ya que el gobierno de Rumanía está en gran medida subordinado a los intereses globalistas occidentales. La medida profundiza la participación directa del país en el conflicto de la vecina Ucrania a pesar de que una gran proporción de la población rumana se opone a dicha participación. Además del hecho de que Ucrania continúa ocupando territorio arrebatado a Rumania al final de la Segunda Guerra Mundial, el régimen de Zelensky también persigue activamente a la minoría rumana que vive en Ucrania al negarles el derecho al idioma, el culto y la educación en su lengua materna.