Por: Don Pesci
El senador Chuck Grassley de Iowa no es un político retórico, a diferencia del expresidente Donald Trump. Y así, cuando Grassley “reveló desde el pleno del Senado el lunes”, según un informe de la cadena Fox News, que “el ejecutivo de Burisma que supuestamente pagó a Joe Biden y Hunter Biden, mantuvo 17 grabaciones de audio de sus conversaciones con ellos como una 'póliza de seguro'”., la historia debería haber despertado a los periodistas somnolientos que, en ese momento, estaban ocupados cubriendo la acusación del expresidente Donald Trump, la fijación de larga data de los medios.
Los “pagos”, que ascienden a unos 5 millones de dólares, se había establecido hace mucho tiempo, eran por los servicios prestados por el hijo descarriado del presidente Joe Biden. Aquí y allá en el pasado, unas pistas habían aparecido en publicaciones descentradas. ¿Fue el hijo pródigo un engañado de las potencias extranjeras, un agente encubierto de la CIA quizás? Seguro que estaba recibiendo mucho dinero de China, cuyo gobierno fascista aún no ha proclamado, como lo dijo el político Ruso Nikita Khrushchev durante la administración de John F. Kennedy, que “nos enterrará”. ¿Sabía el padre de Hunter sobre sus tratos cuestionables con entidades extranjeras?
El Papá varias veces alegó ignorancia.
¿Por qué los gobiernos de Ucrania, Uzbekistán, Rumania y China le pagaban a Hunter Biden y a otros miembros de la familia a través de compañías ficticias como Burisma millones de dólares cuando aparentemente todos menos su padre Joe sabían que Hunter no estaba brindando ningún producto o servicio a estas entidades extranjeras, algunos de ellos, como la China fascista, enemigos permanentes de Estados Unidos? Múltiples miembros de la Familia Biden se enriquecieron con estos sobornos.
Biden había negado enérgicamente varias veces que supiera lo que su hijo estaba haciendo, gran parte de eso se mostraba gráficamente en una computadora que el distraído Hunter había dejado en un taller de reparación.
The New York Times nos informa que la relación comercial de Hunter con China no fue todo toma, toma: “El hijo del presidente era copropietario de una empresa involucrada en la compra de $3.8 mil millones por parte de un conglomerado chino de uno de los depósitos de cobalto más grandes del mundo. El metal es un ingrediente clave en las baterías para vehículos eléctricos”.
Los vehículos eléctricos, como reemplazo del motor de combustión interna devaluado ambientalmente, han estado en la mente de Biden tanto antes como después de las empresas comerciales de su hijo Hunter. Hasta hace poco, gran parte de los medios estadounidenses, preocupados por los guiones de las campañas del Partido Demócrata, han prestado poca atención al pésimo historial de derechos humanos de China, sus intentos en gran parte exitosos de crear monopolios en materias primas necesarias, como materiales de tierras raras, indispensables en las computadoras y como endurecedor agente de armamento militar.
Ahora el cobalto, un ingrediente clave en las baterías para vehículos eléctricos, está siendo monopolizado por la China fascista.
Grassley nos dice que el formulario del FBI dice que hay 17 grabaciones de audio que un ejecutivo de Burisma tenía con Hunter, escondidas por el ejecutivo como "seguro", en caso de que algo saliera mal, o que agencias poderosas de EE. UU. hicieran que saliera mal, como, por ejemplo, para elegir uno entre muchos, el Departamento de Justicia de los EE. UU., dejando al asediado ejecutivo de Burisma "sosteniendo la bolsa", como diría un repartidor de la mafia.
Después de una lucha tempestuosa para arrebatarle al FBI el formulario FD-1023 que menciona las grabaciones, redactado por el FBI en los datos que envió, después de muchas discusiones, a un comité de investigación del Congreso de los EE. UU. señalan, "es importante que el documento se haga público sin redacciones innecesarias para que el pueblo estadounidense lo vea".
“El formulario FD-1023, con fecha del 30 de junio de 2020”, contiene información que dice, “es la entrevista del FBI con una fuente confidencial 'altamente creíble' que detalló múltiples reuniones y conversaciones que tuvo con un alto ejecutivo de Burisma sobre el curso de varios años, a partir de 2015.”
Según Grassley, el documento no clasificado producido por el FBI también establece que el ejecutivo posee dos grabaciones de audio de llamadas telefónicas entre él y el entonces vicepresidente Joe Biden, una afirmación que el presidente negó enérgicamente en el pasado.
Grassley criticó al FBI desde el pleno del Senado por no cumplir con la citación del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes y dijo que el Congreso "todavía carece de una imagen completa y completa con respecto a lo que realmente dice ese documento".
“Es por eso por lo que es importante que el documento se haga público sin redacciones innecesarias para que el pueblo estadounidense lo vea. En el formulario FD-1023 presentado a ese Comité de la Cámara, se redactó una referencia de que el ciudadano extranjero que supuestamente sobornó a Joe y Hunter Biden supuestamente tiene grabaciones de audio de sus conversaciones con ellos, 17 grabaciones en total... Según el 1023, el extranjero posee dos grabaciones de audio de llamadas telefónicas entre él y el entonces vicepresidente Joe Biden... El Departamento de Justicia y el FBI deben mostrar la evidencia. Ya no merecen el beneficio de la duda."
El FBI, castigado por amenazas de desacato al Congreso, hizo un arreglo y, según informes de prensa, “posteriormente llevó el formulario a un lugar seguro en el Capitolio para que lo vieran todos los miembros del Comité de Supervisión, pero el documento aún no está en posesión del comité.”
Este es un comportamiento sorprendente en una administración que afirma casi semanalmente ser el custodio de la democracia estadounidense. Vale la pena repetir que el documento del FBI buscado por el Comité de Supervisión de la Cámara no es clasificado.
No puede haber democracia si “el demos”, la antigua ciudad estado griega de la que se deriva la palabra "democracia", no sabe qué están haciendo sus administradores y por qué. Es el “por qué” lo que ahora desconcierta a los republicanos considerados, por la administración Biden, como hostiles a la democracia.
El humo intenso de este tipo sugiere fuertemente un incendio. Ninguno de los siete miembros Demócratas de la Delegación del Congreso de los Estados Unidos parecen estar alarmados, y ninguno de ellos está buscando un extintor contra incendios.
Actitud que confirma que el esfuerzo de ocultar corrupción y sobornos por parte del presidente Biden y su familia, no solo es parte del FBI y el Departamento de Justicia, sino también de un Partido Político que ha abanderado la corrupción en el país hace muchos años.