Por: Ricardo Rodríguez Olivares
En México es algo ampliamente conocido que el actual gobierno de izquierda encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha sido en extremo permisivo con el tráfico de drogas rumbo a los Estados Unidos, en especial en lo que respecta a la producción y exportación de fentanilo, pero ¿Hay algo más detrás de todo esto? El fentanilo es una droga que ya se cobra la vida de 100,000 estadounidenses al año, esto parece no importar ni al gobierno de Joe Biden ni al de López Obrador.
Para contextualizar, el gobierno mexicano ostenta un récord como el más violento que ha visto el país desde la revolución en el siglo XX, del año 2018 al 2023 en México han ocurrido más de 156,000 homicidios dolosos derivados de la incapacidad de combatir el crimen, en especial al organizado, y la cifra no parece que vaya a dejar de crecer.
También es cierto que los números anteriores son una consecuencia de durante décadas, dejar aumentar el problema hasta el punto actual, pero hoy existe una nueva variante en la ecuación, y justamente es China y el gobierno del partido comunista representado por Xi Jinping, esto toda vez que las materias primas para la producción del fentanilo que envenena hoy a occidente tienen su principal origen en el país asiático, y llegan a México con total permisión de los gobiernos de ambos países.
¿Podemos creer que un gobierno como el chino, que tiene un poder de control tal sobre su población que incluso controla su mensajería celular, no tiene la capacidad de controlar la exportación ilegal de químicos hacía México? Además, resulta por lo menos sospechoso que los mismos carteles mexicanos enfocan la colocación de esta droga en las potencias de occidente, pues es una realidad que en territorio mexicano no se vive una crisis de consumo como si pasa en EE. UU., Canadá o Europa.
Habría que preguntarse si es posible que el trafico de fentanilo esta tomando un rol de arma química para el gobierno chino, y aquellos están impulsando su producción y distribución como una forma más de debilitar a occidente, ellos saben que una nación no tiene futuro cuando sus jóvenes se encuentran envenenados y esclavizados, víctimas de la droga.
La situación solo ha confirmado el rechazo de López Obrador a los Estados Unidos como algo evidente, él no ve en ellos a un aliado para conformar un bloque en defensa de occidente, sino que los ve como un enemigo y obstáculo a sus intereses personales, ello pese a su cercanía ideológica a la administración Biden.
Incluso el pasado martes 30 de mayo, López Obrador sostuvo una reunión con la asesora de seguridad de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood-Randall en presencia del embajador Ken Salazar, ello sin que como resultado se anunciara algún acuerdo o estrategia para enfrentar el problema, y ese mismo día por la mañana, el mandatario lanzaba duras críticas en contra de los senadores republicanos que señalan a su administración por su ineficiencia en responder a la crisis, tachándolos por ello de racistas de extrema derecha.
La situación ha escalado tanto en las últimas semanas que el presidente mexicano ha amenazado con llamar a un boicot electoral en contra del partido republicano entre sus nacionales y sus familias con ciudadanía en EE. UU., lo cual constituye una intención de claro intervencionismo en la política estadounidense.
Podemos afirmar para concluir, que el gobierno mexicano ha aceptado una cómoda posición como alfil en la región para el poder en Pekín que pretende establecerse como nueva hegemonía global, todo mientras la administración Biden hoy se niega a reconocer abiertamente esa complicidad criminal que esta desangrando a la región.
En toda esta situación hay ganadores claros, por un lado los grupos criminales que siguen fortaleciéndose ante la falta de coordinación por parte de los gobiernos mexicano y estadounidense y por otro lado la administración de Xi Jinping, que observa con una sonrisa y en silencio como la juventud de occidente se pierde poco a poco derivado de sus acciones.
El gobierno de Lopez Obrador debe entender una cosa, que EE. UU. es un aliado de México, que el pueblo estadounidense es amigo del mexicano y que lo más conveniente para ambas naciones es aliarse para constituir un bloque que fortalezca a occidente, la cooperación es vital y de las decisiones en la materia que se tomen en los próximos meses se determinará el futuro de nuestro hemisferio.