El PP votó lo que quiso, y así lo expresó su presidente el Sr. Feijoo a la salida de la votación, cuando declaró con una claridad impropia de un gallego.
Por: Paloma Adrados Coart
Cuando el pasado día 18 de enero 312 diputados votaron a favor de la infame reforma del artículo 49 de la Constitución que consagra en la Carta Magna la desigualdad entre hombres y mujeres discriminando a los varones discapacitados, los parlamentarios del Partido Popular, del PSOE, de SUMAR, de Podemos, de Bildu, de ERC, de Junts, de PNV… todos, votaron lo que quisieron.
A escasas horas de que venza el plazo para aprovechar la oportunidad planteada por VOX de poder rectificar semejante atrocidad, les traslado a todas esas buenas personas que en las redes sociales se afanan en plasmar sus plegarias al Partido Popular, que abandonen. El PP no va a rectificar.
El PP votó lo que quiso, y así lo expresó su presidente el Sr. Feijoo a la salida de la votación, cuando declaró con una claridad impropia de un gallego: «La reforma es fruto de la buena política (…) El PP cumple con su programa«. No contento con lo anterior, añadió que con esa reforma «en lugar de debilitar la democracia, la afianzamos».
Y es que, en su programa y con sus acciones, el PP ha consolidado —hace ya bastante tiempo— una inmoral posición ante la vida y ante los más vulnerables.
Estos días, el PP no está callado. Los de Génova están celebrando haber urdido mano a mano con el PSOE y sin pasar por ponencia ni comisión esta infame reforma. En el PP muchos llevan desde el 18 de enero dándose palmaditas en la espalda y felicitando al gran jefe por el éxito de haber aprobado —votando igual que toda la morralla de golpistas, secesionistas, comunistas, filoetarras, etc.— tan infame texto que consagra una discriminación más, para gente que ya lo tenía dificilísimo, los varones discapacitados.
A los peperos recalcitrantes les pido que dejen de mandar mensajes y de tuitear —a modo de autoterapia— para convencerse y hacer creer a los que sí tenemos conciencia que todo ha sido un lío… que su partido de toda la vida se ha debido liar en la votación y que no quería votar a favor de plasmar en la Constitución la discriminación de discapacitados por razón de sexo.
Ergo los peperos implacables tampoco deben creer que Feijoo dijera lo que toda España y parte del extranjero oímos y repito: «La reforma es fruto de la buena política (…) El PP cumple con su programa».
A los que todavía encuentran motivos para simpatizar con el PP me dirijo para decirles que, si ellos no hubieran tomado la decisión de atizar a las personas más débiles, indefensas y desvalidas de la sociedad, eso es que todavía tienen algo de corazón.
Sepan estas personas que están a tiempo de mostrar que ellas sí tienen dignidad dejando de perdonar —no se lo han pedido— a unos políticos que ex profeso votaron la mencionada reforma.
De nada sirve su perdón y en nada contribuye a una relación pretendidamente constructiva, si la otra parte no está dispuesta a deshacer lo hecho.
Y puesto que el Partido Popular es hoy ese partido convencido de que carecer de conciencia es un elemento esencial en el camino hacia La Moncloa, ya va siendo hora de dejar de hacerse los sorprendidos cada vez que traiciona las causas más nobles.
En el año 2024, el PP es ese partido que después de posturear ante su electorado durante los 13 años que pudo mantener escondido y sin resolver su recurso de inconstitucionalidad a la Ley del aborto de ZP, cuando bajo este gobierno se ha resuelto con un rechazo a su recurso, va el presidente del partido de la oposición y se despacha con un «es una ley correcta» y, «abortar es un derecho».
Sólo falta que salga alguien del PP a decir a las mujeres que han pasado por semejante trance, que deberían celebrarlo con unas cerves al grito de «es la caña de España».
Tan «correcta« es la ley del aborto de ZP, que promueve la desigualdad al permitir que los niños con Síndrome de Down sean abortados hasta los cinco meses y medio. Pues sí que le está cogiendo gusto el PP a abandonar los principios y abrazar el repulsivo darwinismo social.
Abandonen la idea de que el PP vaya a hacer algo para dar curso a la propuesta de VOX de que sean los españoles, vía referéndum, los que sobre la base de sus sentimientos y sensibilidad salven a los más vulnerables de las garras de los políticos desalmados.
Si de verdad, lector, tiene usted principios, valores, conciencia, ética, no espere nada bueno de quienes encuentran utilidad en cosas eminentemente crueles. Esto, es ser un inmoral.
Y por favor, dejen de hacerse trampas al solitario. La declaración de los populares de querer crear «una España de ciudadanos libres e iguales» es empíricamente falsa.
Y desde luego, y por mucho que a los maltratados simpatizantes del PP pudiera calmarles esta falsa declaración de intenciones, no es suficiente para perdonarle —al Partido Popular— el constante abandono y violación de los más elementales principios: los morales y el de igualdad ante la ley.
En todo caso, y a unas horas de que venza el plazo para corregir la atroz reforma del artículo 49, somos millones los que seguiremos al lado de quienes más nos necesitan.
Y que sepan los del lado oscuro, que cuanto mayor sea la amenaza de quien se hace fuerte abusando de su poder, más grandes y más fuertes nos hacemos.