Para México la industria automotriz es una parte esencial de su economía, actualmente y según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), aquella representa el 3.5% del Producto Interno Bruto Nacional y sostiene al menos 930,000 empleos[1], todo ello con el sustento de las familias que ello implica.

Debido a lo anterior, hemos recibido con mucha atención las noticias de lo que está pasando con nuestros amigos estadounidenses en recientes fechas y con relación al sindicato automotriz “United Auto Workers” (UAW), que ya ha ampliado un paro de actividades a 38 centros de trabajo repartidos en 20 estados de Estados Unidos, afectando principalmente a corporaciones como Ford, Stellantis y General Motors.

¿Por qué pasa esto? El pretexto es un ya un viejo conocido en el mercado, aumentos salariales, tan significativos incluso que se ha planteado lograr un incremento de 40% en los salarios de los trabajadores, tomando ellos como punto de comparación los ajustes en las contraprestaciones de los altos directivos de las compañias en los últimos 4 años.

Ante este panorama podemos afirmar que al México y Estados Unidos tener una relación económica tan estrecha y al ser el sector ser tan importante desde un punto de vista de comercio internacional bilateral, las de por sí ya tocadas economías de ambos países pueden estar en un riesgo importante, y con ella cientos de miles de familias que dependen de la industria para subsistir.

Tras más de 12 dias de negociaciones el problema subsiste, y resulta preocupante que esta semana el presidente Joe Biden haya lanzado un mensaje de apoyo a los huelguistas, en un acto con tintes claramente electorales de cara al 2024, año en la que sus posibilidades de reelección son verdaderamente bajas ante una mala gestión. El presidente Biden parece no estar consciente de las implicaciones que los conflictos laborales pueden tener para la economía de Estados Unidos, y que además, este no es un primer caso, pues recordemos las secuelas que aún subsisten respecto a la huelga de trabajadores del entretenimiento en Hollywood, otra industria con valor millonario para la nación estadounidense.

Al respecto México puede enseñar mucho de lo que implica lidiar con sindicatos y huelgas, no hasta hace mucho vivimos una crisis en la materia, justo este año, el “Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz” (SINTTIA), extorsionaba a General Motors en México al amparo del T-MEC[2] para lograr aumentos salariales bajo amenaza de detener la producción y extender el paro a otras plantas e industrias del país, trastocando ese 3.5% de nuestro PIB.

El mensaje para nuestros amigos estadounidenses es claro, los sindicatos se han vuelto una mafia de extorsión que buscan constituirse como poderes supranacionales para beneficio de sus liderazgos e impulso de agendas políticas de extrema izquierda, que bajo las mentiras de “equidad” y “justicia social”, estan dispuestos a destruir la fuente de ingresos de cientos de miles de familias, no importándoles la afectación a mediano y largo plazo de sus acciones.

México tiene una larga historia con los sindicatos, y gracias a ella en parte hoy se constituye como un país en total rezago frente al entorno internacional en ramos como productividad laboral o incluso educación[3], pero eso sí, con muchísima “justicia social”.

Es un hecho que muchos empresarios estadounidenses del sector automotriz ven a México como una competencia “desleal” en el rubro, atribuyen a las precarias condiciones laborales del país como la razón principal del establecimiento de múltiples armadoras automotrices en nuestro territorio más allá de una buena calidad técnica de nuestros operarios y nuestra posición geográfica estratégica.

Pero hagamos un recuento realista para ellos y los lideres sindicales estadounidenses que consideran lo mismo y hoy asfixian a la industria en su propio suelo, México es un país con obligaciones laborales fuera de toda proporción, pago de aguinaldos anuales, primas vacacionales, primas de antigüedad, reparto de utilidades anuales de las empresas a un 10% para los trabajadores, seguridad social y carga fiscal exorbitante, obligatoria e ineficiente, altas indemnizaciones y requisitos para concretar despidos de personal y una justicia laboral que ve a los empleadores como enemigos del pueblo y en consecuencia ejecuta para ellos un amedrentamiento constante, todas condiciones que no se dan generalmente en los Estados Unidos y por ellos le ha permitido ser un país competitivo y con buenas condiciones de trabajo obtenidas mediante la competencia del libre mercado.

Eso cuesta operar en México, y aun así nuestra gente lo hace rentable, la gente que trabaja de verdad, no los lideres sindicales y sus agentes.

La respuesta para este tipo de problemáticas debe ser contundente y clara, comuniquemos a nuestros amigos estadounidenses, los empresarios y trabajadores de bien en ese país, que si el sindicalismo de izquierda radical se ha vuelto internacional, entonces la respuesta debe organizarse en forma internacional, es necesario constituir un bloque económico y político más unido y abierto entre nuestras naciones, que nos lleve a operar como aliados y socios y nos permita inmunizarnos ante la extorsión sindical que solo plantea destruir nuestras fuentes de empleo.

Es urgente establecer asociaciones de participación gubernamental y empresarial que permitan brindar apoyo a los centros de trabajo ante este tipo de actuaciones, aliviando la presión que imponen sindicatos sobre cadenas de suministro y a la larga, establecer una regulación que ponga orden en el ejercicio de la huelga en el cono norte, que aquella no se vuelva la regla y un arma para amedrentar a los sectores económicos, los trabajadores en el siglo XXI de aquellos países que alguna vez apostaron por la libertad económica y laboral se han posicionado como los más privilegiados del mundo en cuanto a condiciones de trabajo, ingresos y calidad de vida, y ello se ha logrado gracias a la libre competencia, por lo que cualquier cambio de estrategia bajo la extorsión sindical sería un claro retroceso en nuestro desarrollo.

Estados Unidos tiene mucho que enseñar a México sobre libertad de mercado y México a su vez tiene un fuerte mensaje que enviar al pueblo estadounidense, amigos, cuidado con los sindicatos, van por sus trabajos…

[1] https://www.amia.com.mx/

[2] El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá o T-MEC​ es un tratado de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México.

[3] El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) constituye una de las organizaciones gremiales mas poderosas, ricas y criminales del continente Americano y tiene secuestrada la educación en México desde mediados del siglo XX.