En el último cuarto del siglo XVIII, España buscó asegurar y hasta ampliar los vastos territorios norteamericanos, los cuales significaban una enorme frontera defendida por muy pocos hombres. Y uno de los aspectos más desconocidos del arraigo hispánico de los Estados Unidos es que llegó hasta Alaska, siendo esta tierra del extremo noroeste punto de encuentro y desencuentro entre rusos, españoles y británicos.

En 1773, los españoles recibieron urgentes informes de su embajador en Rusia, el conde Lacy, en los cuales comunicaba que los rusos estaban creando colonias comerciales cada vez más meridionales.

En 1775, el conde de Lacy informaba que Catalina Segunda, zarina de todas las Rusias, era quien fomentaba los asentamientos rusos todavía más al sur, ya en territorio hispánico, reclamando aquellas tierras como rusas.

Con todo, la reacción hispánica no se hizo esperar y así fue como se organizaron varias expediciones para reconocer y asegurar las costas muy al norte de California; expediciones y peripecias que bien podrían parecer novelas de Julio Verne, pero que fueron reales como la vida misma en una época en la que se consigue conectar California con Alaska, destacando el viaje que en 1779 protagonizaran el peruano Juan Francisco de la Bodega y Quadra y el andaluz Ignacio de Arteaga, con el propósito de evaluar la penetración rusa, la búsqueda de un paso del Noroeste y la posible captura de James Cook en el contexto de apoyo español a la causa de la independencia de los Estados Unidos.

Entre otros menesteres, Bodega y Quadra y Artega exploraron la Ensenada de Cook y la Península de Kenai.

Y así, la aventura de la Alaska hispánica conllevó que, en 1787, el rey Carlos III creara la Compañía Fija de Infantería del Departamento de San Blas. Mientras la armada española iba elaborando mapas sobre las costas del Pacífico toda vez que ya se habían formalizado los asentamientos de San Francisco y Los Ángeles, por otro lado, se iba ocupando el territorio mediante el procedimiento de ir estableciendo misiones, como las nueve misiones que fundó el franciscano Fray Junípero Serra; cuya figura, fundamental en la historia de los Estados Unidos; sin embargo, está siendo defenestrada igual que la de otros muchos personajes históricos que nos unen y enorgullecen en nuestra común historia hispana.  

Hablando de esas expediciones al extremo noroeste, en 1789 se crearon los asentamientos en el Estrecho de Nutca.

Desde 1789 a 1794 tuvo lugar la expedición de Malaspina y Bustamante.

En 1790, se realiza una nueva expedición a la base española en el estrecho de Nutca.

En ese mismo año de 1790 tienen lugar las respectivas expediciones de Fidalgo, Quimper y Eliza.

En 1792 tenemos la expedición de Galiano y Valdés, por un lado, y la de Caamaño por otro.

Y de 1789 a 1794 volvemos con Bodega y Quadra, el ilustre criollo que fue comisionado para negociar la soberanía española del Pacífico Noroeste, reuniéndose con el capitán británico George Vancouver en la isla de Nutca en agosto de 1792, siendo que entre una cosa nunca llegaron a un acuerdo. Con todo, Bodega y Quadra pidió a Vancouver bautizar algún puerto o isla con el nombre de ambos, acordando el nombre de “Isla de Quadra y Vancouver”, siendo que por desgracia no perduró en el tiempo y hay quien culpa a la mala fe de la Compañía de la Bahía de Hudson para borrar la evidencia hispánica.

Con todo y con eso, en Alaska perviven topónimos españoles tales como como el glaciar Malaspina, la isla de Revillagigedo o las ciudades de Valdez y Cordova.

Como enésima curiosidad de nuestra historia, cabe reseñar que en Alaska se llegó a ondear la bandera roja y gualda, esto es, la actual bandera de España, que nació en 1785 como la bandera de la marina de Carlos III.

Así las cosas, remitimos a las conferencias del capitán español Eduardo Bernal González-Villegas y a la Asociación Cultural Hispanista Héroes de Cavite (1), quienes han desarrollado ampliamente este tema para conocimiento y disfrute de todos los hispanos. Y así como hay series del estilo de “Frontera” (O “Frontier”) protagonizada por Jason Momoa o películas como “El renacido” (“Reborn”) protagonizada por Leonardo Di Caprio, ¿cuántas series y películas no podríamos hacer inspirados por nuestra historia?

NOTA

(1)Recomendamos “Nutka, el Septentrión español, 1774-1793”. Con Eduardo Bernal González-Villegas”:

*Imagen para el artículo extraída de "El Fisgón Histórico":

https://www.facebook.com/elfisgonhistorico