Siempre he bromeado con un primo mío pensando en que hemos de tener algo de irlandeses, entre otras cosas, porque John Fitzgerald Kennedy QEPD podría pasar por tío nuestro debido a ciertas coincidencias físicas.

En mi caso, habida cuenta de me encanta la música que llaman “celta” (1), la cerveza negra y los Boston Celtics, y que siempre he tenido un gran interés por escudriñar los vínculos entre Irlanda y España desde pretéritos tiempos, no hago más que añadir conjeturas a esta entrañable fantasía que todavía no se hace realidad debido a la falta de alguna genealogía que así lo corrobore.

La broma, empero, continúa, puesto que no hace mucho mi hija pequeña, al enterarse de que yo estaba viendo la película “JFK” que protagonizara Kevin Costner, me preguntó quién era Kennedy, a lo que yo le respondí que era “el tío Kennedy”. Ante su lógica incredulidad, le espeté:

-¿Pero no ves lo que se parece a tu abuelo y a tus tíos-abuelos?

Y desde entonces, si bien no se lo acaba de creer, se queda pensando.

No obstante, más allá de veleidades humorísticas o hasta literarias, lo cierto es que España fue un hogar para los irlandeses especialmente desde el último cuarto del siglo XVI hasta principios del XIX. Y no me refiero sólo a la España europea, sino también a la América española. Huyendo de la intolerancia inglesa, muchos irlandeses destacaron en el mundo hispánico a través del ejército y la política (2).

Con todo, en los dominios del Imperio Británico, muchos irlandeses fueron maltratados y esclavizados, perseguidos por su fe católica; siendo que contra viento y marea, al alimón de la inmigración, se ganaron su sitio en los Estados Unidos, construyendo y destacando lo que en su patria no les dejaron. De hecho, toda vez que han dejado de perseguirlos u hostigarlos, han acabado siendo una de las economías más prosperas de Europa.

Y es que cabe recordar, frente a algunos tópicos torticeros, que Estados Unidos no es “grande por su herencia inglesa”, sino que empezó a ser grande toda vez que se independizó de los británicos; y esa independencia nunca hubiera sido posible sin la ayuda hispánica.

Por ello, entre una cosa y otra, corroboramos que a través del Atlántico es muchísimo lo que nos une en las continuas idas y vueltas entre Europa y América.

En estos días tan inciertos en los que la zozobra se cierne sobre nosotros, mucho nos valdría hacer nuestra la frase de Kennedy en su investidura: "No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país".

También nos valdría recordar a Kennedy cuando dijo que “por desgracia, son demasiados los estadounidenses que creen que América fue descubierta en 1620, cuando los primeros colonos llegaron a mi propio estado, y se olvidan de la formidable aventura que tuvo lugar en el siglo XVI y principios del XVII en el Sur y el Suroeste de los Estados Unidos".

Kennedy tuvo muchos frentes abiertos, enfrentándose a tirios y troyanos. No fue perfecto, pero fue un hombre valiente y decidido. Y esa actitud y esa aptitud se necesita mucho frente a lo que tenemos por delante a ambos lados del Atlántico.

¡Sírvanos de inspiración!

NOTAS

(1) En realidad, ni tan siquiera puede decirse que la gaita sea “celta”. El “celtismo” es un mito decimonónico y romántico que en verdad poco se corresponde con la historia. Esa música que tanto me gusta, ligada al mundo “folk”, es muy de ida y vuelta entre Irlanda y Norteamérica. Eso no quiere decir que esté menospreciando la influencia celta que está presente en Irlanda y España, pero sí creo que hay que acabar con exageraciones y deformaciones que, encima, están siendo utilizadas para acabar con España sin ir más lejos.

(2)Recomendamos el artículo: http://www2.ual.es/ideimand/los-irlandeses/#:~:text=En%201680%2C%20Carlos%20II%20concedi%C3%B3,su%20primer%20a%C3%B1o%20de%20reinado.