Dicen que Jesús resucitó al tercer día, ignorando que los bohemios lo hacemos con cada brindis. Y este va por ti, capitán. Hoy me apetecía hablar contigo, escucharte en mi cabeza y convertirme por un día en el guardián de la Torre, porque vienen elecciones generales y alguien tiene que izar nuestra bandera canalla y libre.
Un debate en pleno julio, todo un detalle. Va a comenzar, abro la primera cerveza, va a durar cien minutos. Espera, que me quito la camiseta y los calcetines. Ahora sí, dale. Sánchez sonríe como si fuera el becario recién contratado, Feijóo luce su hierática risa de Mona Lisa. Sánchez a la izquierda, Feijó a la derecha, empieza raro esto.
Primer bloque: Economía.
Ambos se tiran datos a la cara, el clásico "y tú más" del tradicional bipartidismo. (Cuánto lo echábamos de menos, ¿eh?). Dejo la cerveza, me paso a las palomitas. Sánchez interrumpe dando coces nerviosas, que se jodan los espectadores si no se entiende nada que esto es cosa de dos. A ver si se creían los plebeyos que este debate iba a ser sobre temas importantes y problemas cotidianos. Sánchez viene en avalancha, y saca el tema Ucrania, que como sabemos es una provincia española que habla catalán. Mucho ruido. Feijóo parece más fino, aunque enterrar al espectador en números resulta menos efectivo que un condón pinchado. Un cero para sus asesores de comunicación. Sánchez enreda, pero acaba enredado. Esto ha pasado a mayores, se suben al ring para una lucha pugilística. ¿Ahora que me estoy quedando sin palomitas se va a poner interesante? Bueno, más cerveza.
Se habla de vivienda, guantes fuera, pero Iván Drago Feijóo pierde la oportunidad de noquear a su contrincante señalando la cuestión de alquileres, la imposibilidad de independizarse de los jóvenes y la okupación en España, por ejemplo. ¿Será que tampoco le importan esos asuntos? Por su parte, Rocky Sánchez Balboa se lía a prometer que puede prometer y promete que invertirá en más vivienda. Nunca es tarde para prometer que puede prometer y promete, lo de cumplir o si cambia de idea después ya se vería. Silencio. Llegan las pensiones para cerrar el primer bloque, pero los moderadores indican que estamos fuera de tiempo, solo hay tiempo para eslóganes. Vergonzoso. Rocky Sánchez Balboa sigue recibiendo sopapos contra las cuerdas, pero Iván Drago Feijóo parece conformarse con ganar a los puntos. Sánchez acaba de batir el record guinness de interrupciones por minuto. Nada, no hay forma de enterarse. Y con estos moderadores, menos; ya que no hacen su trabajo, podrían acercarse a la baguetería Churrete y traerme un “Por qué no te callas.” Quedan tres bloques temáticos, les da tiempo, sí, con salsa gaucha, yo les guardo la silla…
Segundo bloque: Violencia de género, educación y sanidad.
El presidente Sánchez no sabe dónde meterse por la brillante ley del "Solo sí es sí." Ahí tenían que estar la marquesa morada de Galapagar y su fiel escudere Ione Sanche Panze, pero el plato frío está servido y se lo está comiendo él. Sarna con gusto no pica, dicen, pero ha perdido los nervios y no atiende ni a los moderadores. (¿Siguen ahí? ¿Y mi baguette de Churrete qué? Con to sus...) Aquí puede haber perdido el debate Sánchez. Pero hay un giro inesperado en el guion, ni el Chapa podría haberlo hecho mejor en sus clásicos giros antes del remate, Feijóo cambia la careta de Iván Drago por la del Rey Baltasar y le regala una abstención en la investidura a Sánchez si este gana las elecciones. Baltasar Feijóo acaba de tirarse un tiro en el pie, ya puede decir que es familia de Froilán. Ha cedido toda la autopista de la derecha a Voxxx. Estos errores en política se suelen pagar. (Recordemos que habrá otro debate a tres con PSOE, SUMAR y Vox en RTVE...). Silencio. Llegan educación y sanidad. Nada. Volemos a estar fuera de tiempo y es más importante pasar al pactómetro: a estas alturas Ana Pastor y Vicente Vallés serían dignos componentes de Los herederos del levante... ¿Qué hace Sánchez hablando del 11-M en el bloque de educación y sanidad? ¡Uff! Lo siento, ahora no lo voy a poder responder, ¿por qué? Porque hay que darle a los cuplés…
Tercer bloque: Pactos, ¿hay que chupar las cabezas de las gambas?
Feijóo abre la puerta a una gran coalición PP-PSOE: “Hablaré con el PSOE, y si no está, con Vox y cualquier partido constitucionalista, faltaría más.” (¿Acabarán tirándolo por la ventana? Ayuso, calienta que sales). Sánchez lo ignora y recrimina a Feijóo afirmaciones de Vox. Se rompe la cuerda de tanta tensión por las acusaciones mutuas: Feijóo le responde citando a Otegui, Junqueras... Sánchez no deja hablar, acaba de entrar en el Hol off feim de las interrupciones (tengo inglés A1, como Feijóo). “Usted incumplió su juramento,” señor Sánchez. “PP y Vox son lo mismo, que te vote Txapote,” dicen los tuyos señor Feijóo. “Yo condeno el terrorismo, ¿me va a dar lecciones usted que ha pactado con Bildu?” … “No distinguir la verdad de la mentira es patológico.” En este bloque hay más mal rollo que entre Martínez Ares y el Subiela. Mejor no meterse, hazme caso, Carli, estáte quieto.
Cuarto bloque: Política institucional y territorial.
“Usted nos ha mentido en política interior y en política exterior,” Feijóo aprieta con el independentismo y con Marruecos, igual que le haces al tubo de pasta de dientes: “Usted no es un presidente libre, por eso no me cuenta lo que ha pactado con Marruecos y qué hay en su móvil con Pegasus.” Pegasus era mi caballero del Zodíaco favorito... Ya estamos en el minuto de oro. He debido dar una cabezadita, no sé por qué he soñado con Atenea, yo soy más de Yoko Ono. Sánchez: “Puede acabar una España moderna y meternos en un túnel del tiempo muy tenebroso.” Feijóo: “Quiero ser presidente, pero no de cualquier manera. Voy a cumplir y ser un político útil.” Te he ahorrado dos minutos.
En conclusión, hemos presenciado el genuino arte de hablar sin decir nada y solucionar menos; que para solucionar algo hay que doblarla, y estos solo tienen por costumbre doblar sus sueldos. Y su debate, más que de pasodoble tiende a ser de cuplé. Ya saben, la cabra tira al monte… igual que las ovejas al redil. Voten, voten...
Después de todo, lo que ya sabíamos: el debate sirve de muy poco y quien lo haya ganado importa aún menos. Estos debates solo convencen a los ya convencidos. Sánchez se va con la cara rota y Feijóo se ve ganador, pero que no se confíe demasiado. Dar por muerto a Sánchez sería un error. Queda mucho y el votante del PSOE funciona de maneras cantidad de curiosas, si tiene mucho que perder lo mismo no vota, pero si ya no tiene nada que perder -con el orgullo herido- acude a las urnas en masa. Ver a su candidato débil y vapuleado en público, activa un mecanismo de solidaridad ideológica en estas bases. Y, además, –como me recuerda mi padre– aunque le aplaudan la cara todo el día a su candidato, al final Rocky se levanta, gana y se casa con Adrian. It ain't about how hard you're hit, it's about how you can get hit and keep moving forward. Yo por mi parte seguiré votando P.I.C.H.A. o, en su defecto, al Chele.
Ea, listo, me voy corriendo a la Viña de Wisconsin esquina de Lubet con Sheboygan, que me está esperando mi Lolo tomando butanos con el bróder. (Javi, un abrazo comandante. Y besos para Luisa y Silvio).
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