Por: Antonio Moreno Ruiz
En todo el continente americano se ha seguido con mucha expectación las elecciones que se celebraron el 28 de mayo en España, que a la postre han resultado ser un adelanto de las elecciones generales que Pedro Sánchez se ha sacado de la manga de sus peligrosos caprichos.
Muchas preguntas nos hacen desde Alaska a la Tierra del Fuego acerca de los resultados en unas elecciones de concurrencia municipal y autonómica y la verdad es que la lectura es compleja. Porque si bien las fuerzas de izquierda han sido castigadas y VOX se confirma como la alternativa política (incluso frente a un Partido Popular que es más centroizquierda que otra cosa, en muchas cuestiones, España es un estado socialista de facto.
Incluso si nos ceñimos a un tema estrictamente electoral, el sistema español, aplicando la Ley D´Hondt y sus respectivos porcentajes, mal imitando otros modelos europeos, no es un sistema verdaderamente representativo, sino que se ciñe a engañosas “proporcionalidades”, “necesitando” el concurso de determinadas oligarquías (especialmente las separatistas) para la “gobernabilidad”. Dentro de ello, la mastodóntica estructura del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), especialmente visible en lo mediático, causa una presión social considerable.
Por ello, consideramos que el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz acierta plenamente cuando habla de “PSOE state of mind”, porque es tal cual; siendo que el PSOE actúa como una mezcla estrambótica de PRI mexicano y Partido Demócrata estadounidense.
Y con respecto a la estructura del PSOE, un partido de fundación marxista en el siglo XIX que fue uno de los causantes de la Guerra Civil Española y que tanta historia de crímenes y corrupción carga a sus espaldas; pues gracias a ello es como se ha conseguido lavar el cerebro a millones de españoles a través de la educación, el cine, la publicidad y un largo etcétera. Así es como se ha podido inculcar a la población que el empresario es el enemigo, que la propiedad privada es un mal, que el delincuente es un héroe romántico… Y sin olvidar que el mismo PSOE riega de dinero a los principales grupos mediáticos del país.
Y muchos años después, en un estado que no se define ni central ni federal, con el consiguiente desorden provocado por el sistema de las comunidades autónomas, amén de por una hacienda que, lejos de dar facilidades, penaliza el emprendimiento, España vive situaciones tan surrealistas como que la ley ampara a los “okupas”, esto es, aquellos que invaden una casa y se instalan en ella sin más permiso que el de su capricho.
Estamos hablando, asimismo, de un estado que tiene un exceso de gasto público cuya “solución magistral” pasa por subir impuestos… Política que también llevó a cabo el PP en su día.
Asimismo, tanto el PSOE como el PP son responsables de la politización de la justicia, de una justicia que hoy se ve obstruida tanto por la presión política como por las huelgas de funcionarios.
La “ley de memoria histórica”, asimismo, es una de las muchas leyes totalitarias marcadas por la izquierda (y mantenida por el PP) que falta el respeto a la verdad y hasta prohíbe la investigación.
Por si fuera poco, la irrupción de la ministra Irene Montero ha supuesto un huracán “woke” que, amén de incrementar el insostenible gasto público, ha introducido leyes que han acabado beneficiando a pederastas, violadores y criminales de toda clase.
Por tanto, cuestiones como la libertad de expresión, la propiedad privada, la seguridad y la independencia jurídica, el control del gasto público o la libertad económica son casi inexistentes en España.
Habrá quien diga que gracias a que España está en la Unión Europea y especialmente en el euro, no estamos como en Argentina o en Venezuela. O en Cuba. Puede ser, pero acordémonos que de la Unión Europea también vienen muchas políticas “woke”, especialmente en lo referente al “ecologismo” y al “feminismo”, utilizando presiones e imposiciones burocráticas para doblegar las soberanías nacionales. Y es que la Agenda 2030 es seguida al dedillo tanto por la burocracia europea como por el PSOE, el PP y las marcas neocomunistas.
Por tanto, la situación es que España es un país cercado por este tipo de políticas y limitaciones.
España está de facto en la órbita del Foro de Sao Paulo y no sólo por Podemos, sino por el PSOE, que es el mayor negociante en ese sentido.
Ahora viene un nuevo reto: Unas sorpresivas elecciones convocadas por Pedro Sánchez el 23 de julio de 2023, en pleno verano, con las tórridas temperaturas que sufre buena parte de España y con mucha gente de vacaciones. Por supuesto, hay que seguir dando la batalla. Pero no olvidemos dos cosas que son fundamentales:
-No hay batalla política sin una batalla cultural adecuada.
-Tenemos que analizar la realidad tal y como es, sabiendo a qué y a quiénes nos estamos enfrentando.